Los programas que anunciaban la programación de TVE (2)  

 

 

   

El 19 de abril ocupó su lugar “Vamos a ver”, que era la misma historia pero aligerada. A 25 minutos en lugar de la hora que solía durar su antecesor. Mucho más conciso pero eficaz. Bonita cabecera y nuevo plató con la esencia del anterior. En este caso la figura central era Julio César Fernández, habitual de informativos, acompañado por Marisa Medina e Isabel Borondo. Es decir, que prácticamente lo que se hizo fue acortar “625 líneas” y quitarse al bueno de Santiago Peláez. La cosa duró un año, hasta marzo de 1982.

Entonces las vacas flacas llegaron a los compañeros de Marisa, Julio César e Isabel Borondo. Ella solita se quedaba con “Próximamente”, aún de menor duración, apenas 15 minutos, los suficientes para dar un repasito rápido a la programación venidera y que soltaran mensajes breves sus protagonistas. Se acompañó de unas brevísimas tiras animadas de unos marcianos, que no venían muy a cuento, la verdad. Así se mantuvo esta franja regular de la programación hasta que en 1983 se decidió apostar de nuevo por un espacio más arriesgado.

  

Para presentarlo se tuvo en cuenta a Ignacio Salas, presentador de un divulgativo juvenil llamado “En paralelo: los jóvenes”, que se acordó de su amigo Guillermo Summers, guionista de infantiles como “Sabadabadá”, dibujante y creador de juegos para todos aquellos espacios presentados por Torrebruno. Como pareja televisiva iban a resultar muy simpáticos, tanto por su aspecto físico, ambos barbudos y muy sarcásticos, como por dar la réplica a una copresentadora, Pastora Vega. Pastora no era nueva en el medio, ya que había trabajado a las órdenes de Ignacio Salas en su anterior programa de sobremesa, “Hoy por hoy”. Salas y Summers tenían su cita los domingos si no se la quitaban las carreras de caballos. Durante una hora invitaban a numerosos famosos a anunciar la programación pero con una variante. En este caso no se trataba de que el conocido hablara del tema que dominaba sino todo lo contrario. Paloma Gómez Borrero hablaría de deportes, Hermida de infantiles, las hermanas Hurtado de cine negro, Sonia Martínez de documentales, etc.

   

“Y sin embargo te quiero” tuvo una preciosa sintonía, una versión de la popular canción española muy modernizada. Su cabecera no estaba preparada cuando se estrenó el 9 de octubre de 1983, así que tenían que poner una cortinilla musical que decía “eres un cajón con patas, mi querida, y sin embargo te quiero. Al ritmo de tolón tolón me dirás tu programación”. Por el plató desfiló la flor y nata de la TVE ochentera, con algún reproche ya de paso a la propia Casa, y alguna locura, como dar pábulo a que los espectadores escribieran postales para elegir el peor programa de las dos cadenas. Algo que no sentó demasiado bien a los espacios escogidos… En el dominical empezaron a colaborar humoristas como Tricicle, Luis Figuerola Ferretti o Los Morancos, aunque a quien le sirvió de lanzamiento fue a el Gran Wyoming, que incluso se vistió de Paloma Chamorro para parodiar “La edad de oro”. Allí lo versionaron como “La edad del porro”, otra marca de Salas, la autocrítica al medio. Así, Pastora solía cerrar las emisiones con aquel “no olviden romper el cristal”, a la par que sus dos compis partían la pantalla de un televisor a martillazos. El programa no se dedicó a mostrar cómo se hacían los programas sino a reflexionar sobre la vida y la televisión con juegos de palabras y breves vídeos de acompañamiento. Como no siempre tenían imágenes de las emisiones venideras, tuvieron que ingeniárselas para sustituirlas por otras parecidas pero con mucha sorna, incluso añadiendo un rótulo que dijera que no tenían escenas, por lo que había que salir del paso como fuera. “Y sin embargo” jugó mucho con la técnica del vídeo, de mezclar las imágenes, de crear diálogos entre ellas, redoblar escenas con los auténticos actores de doblaje de series y dibujos animados. En una emisión homenajearon a este tipo de programas que analizamos aquí, llevando a plató a su antecesor José Antonio Plaza.

   

Entre los meses de julio y octubre hubo largas vacaciones para el espacio, que cedió su puesto a Marisa Naranjo y Paula Gardoqui, que se encargaron de avanzarnos la programación de la Primera y la Segunda Cadena en “La próxima semana”, con otra acertada cabecera y unas simpáticas cortinillas de dibujos animados con los logotipos. En octubre regresó el programa de Salas y Summers.

   

“Y sin embargo” tuvo muchos aciertos, como unir a muchas de las caras de TVE a cantar un villancico, dirigido por Emilio Aragón en pleno éxito de “Ni en vivo ni en directo” o que literatos y filósofos explicaran a cámara su opinión del medio, no muy positiva habitualmente. Hubo algunos malos rollos internos por los que sus presentadores decidieron no aparecer en pantalla. Pastora abandonaba el espacio en pleno auge de popularidad, reclamada ya como actriz en series tipo “Los pazos de Ulloa”. Se hizo un casting para sustituirla y decidieron poner dos chicas en vez de una. Carme Elías y Silvia Marsó, recién sacada de su faceta de azafata del “Un, dos, tres”. Pero como casi siempre ocurre con estos cambios, el público no los aceptó demasiado bien y el programa empezó su ocaso. Con la vuelta de Pastora para el último espacio se cerró su historia el 3 de febrero de 1985. Aunque aquella Nochevieja se reunieron para hacer el espléndido “Si te he visto no me acuerdo” previo a las Campanadas, que sería un larguísimo resumen de “Y sin embargo…” con la colaboración de muchísimas caras de la cadena y nuevos sketches, con música muy pegadiza de Joaquín Sabina.

  

 

La siguiente propuesta llegó el 17 de febrero de 1985, dirigida por Guillermo Summers. “Esto es lo que hay” ocupaba la misma franja y venía a ser la redacción de un medio de comunicación que informaba sobre las diferentes materias televisivas. Se contó con numerosos redactores aunque el peso lo iba a llevar la modelo Cyra Toledo, que acaparó todas las revistas de la época pese a que a las pocas semanas decidía dejarlo porque no le compensaba económicamente. La redacción tomó relevo con el Gran Wyoming, siempre acompañado numerosamente por compañeros como Marta Fernández Muro y muy peculiares, algunos hasta grotescos. Hubo entrevistas en plató, como a Paloma San Basilio previo viaje a representarnos en Eurovisión, y en exteriores. El programa fracasó estrepitosamente y ya se pensó en un sustituto.

   

El 8 de julio de 1985 arrancaba “De 7 en 7”, un programa que quería tratar ligera y frenéticamente la programación de la semana. Lo presentaron Cristina Higueras y Nina Ferrer, aunque hubo numerosas chicas relevándose, hasta incluir de nuevo a Paula Gardoqui, con la figura del locutor José María Comesaña como nueva aportación a este tipo de espacios. Hasta abril de 1987 nos fueron dando cuenta de las novedades televisivas, como “El coche fantástico” o “El equipo A”. Cristina presentaría también “Descartes”, que recogió lo más curioso de la programación a modo de zapping, aderezado por breves comentarios suyos. Los jueves noche en la Segunda Cadena. En la Primera se consideró que los más pequeños también podían conocer sus programas de antemano, como habían hecho los Electroduendes de “La bola de cristal” durante las primeras semanas de emisión de 1984. En 1986 nacía para este objetivo “El espejo mágico”, presentado por Isabel Bauzá junto a los muñecos Kim y Tana. Los lunes por la tarde daban cumplida cuenta de todos los dibujos animados y programas que no debían perderse los niños, además de reportajes sobre cómo se hacían los espacios y mucha divulgación. Sólo duró un año.

   

 

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