Ramón Sánchez Ocaña se acercó hace unos días a mi
rincón telenostálgico semanal demostrando que es todo un señor. Lo es
porque se ha mantenido en la cresta de la ola durante años y años por su
trabajo, por divulgar un tema tan necesario como es la salud. Y por su
demostrada capacidad para comunicar, para transmitir en cámara y dar
credibilidad a todo lo que nos cuenta.
Cuando pasan unos meses en que no sabemos del quehacer
de un personaje popular, pensamos que ya ha pasado de moda o que se han
olvidado del mismo. Ramón es un ejemplo de que no es así. Colabora en
muchos medios, tan populares como la revista “Diez minutos” o publicando
libros acerca del mundo de la salud. Escucharle es revivir parte de la
historia de nuestra televisión. La fidelidad que tuvo con la pequeña
pantalla no es nada habitual en la historia del medio.
En los años 60 rozó la primera TVE
como concursante del mítico “La unión hace la fuerza”, una especie de
“Grand Prix” culto que marcó un hito en aquellos años. Posteriormente, ya
en los 70, se hizo cargo de informativos tan prestigiosos como el “24
horas” o el Telediario de las 8 de la tarde. Era la tele en blanco y
negro. Pronto se especializó en un contenido científico. Nació
“Horizontes”, es decir, “Revista de ciencia”, en la época en que TVE tenía
una “revista de cine” o la “revista de toros”, para abarcar todas las
especialidades catódicas.
En
aquel programa pudo entrevistar a figuras tan recordadas como Félix
Rodríguez de la Fuente, Jacques Cousteau o el doctor Barnard. De este
género, que tanto abarcó su hermano Esteban con espacios tales que “Última
frontera” o “A ciencia cierta”, saltaría al dedicado a la salud. Un título
de referencia en la historia de TVE, “Más vale prevenir”. Sus 8 premios TP
demuestran la aceptación de un espacio que, en principio, no parecería tan
ambicioso en una tele bien variada de contenido.
Y es que son años de “Un dos tres”,
las reposiciones de “El hombre y la Tierra”, “Aplauso” y decenas de
nombres de series, programas y películas. En su mayor parte debían
rendirse a los encantos de un programa de corta duración pero buenas
intenciones, ya que Sánchez Ocaña consiguió colarse en el más alto puesto
de aceptación de espacios de TVE. Las temáticas fueron variando, llegando
a tocar temas solidarios y de contenido social.
Las buenas intenciones quedaron
patentes con los programas para donar sangre, con público en el plató, o
la compra por parte de las televisiones europeas de los reportajes que se
incluían para acompañar los consejos. Polémicos fueron temas como “el
porro” o el SIDA. En “Más vale prevenir” se hablaba con claridad, para el
buen entendimiento del mensaje. Una fórmula que adaptó la serie animada
“Érase una vez la vida”. Sin palabras complejas y cercano al “pueblo”.
Dice Ramón que la gente rechazaba
programas donde se hablara de enfermedades graves, mientras que se sentían
atraídos por otras más banales, en comparación, como las varices. Para
ilustrar la cabecera durante una larga etapa, y la sección “Sepa por qué”,
se utilizó un monigote, Don Preve. Una creación de Luis Martínez
seleccionada, entre varias, por el propio Ramón, y que representaba al
españolito de a pie: pequeñito, gafotas y con bigotito. Un recuerdo
importante para los más peques de entonces.
Ubicado en la programación los
viernes tarde, entre “Con 8 basta” y el “Telediario”, no gustó
precisamente el cambio de horario a los domingos, a mitad de los 80. Y
menos con los letreritos de los resultados de la jornada de fútbol pasando
por debajo. El programa tuvo diversos cambios en cuanto a nomenclatura,
siendo el “Diccionario de la A a la Z” un ejemplo. Con un parón importante
a finales de la década, resurgió a principios de los 90, renovando imagen.
Vimos en el programa cómo Ramón se
transformó en Papá Noel para la revista TP con aquel concurso de “Gane
todos los juguetes de la tele”. Ese aire bonachón es lo que le hace
cercano. Porque es amable y divertido, cuenta chistes como una metralleta.
Como el buen doctor con el que tomar una caña cuando acaba consulta.
Sambenito que le hemos otorgado pese a ser Periodista y no médico. Aunque
para muchos jóvenes es la imagen de Flora, al llevar anunciando sus
productos dos décadas.
Pasó por la televisión privada
fugazmente. Por una Tele 5 de buenos propósitos en los informativos de
Luis Mariñas, un grupo de gentes de la cultura con sus editoriales. Ya de
presentador, junto a Carmen Tomás, en una edición de fin de semana, la
cosa acabó en breve. Pero nadie olvidamos que don Ramón es una de las
personas que ha hecho grande la televisión. Que incluso ha salvado vidas
con sus prevenciones. Un lujo tenerlo. Más nos vale conservar
profesionales como él.
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