El rincón de 

 Miguel Herrero

  Un día con Guillermo Summers  

 

 

Miguel Herrero tuvo el placer de ejercer de anfitrión y pasó un día con Guillermo Summers y su esposa en Valladolid. Así nos relata esta experiencia y además nos ofrece las instantáneas de su álbum personal de este recordado 18 de abril de 2008.

 

 

El encuentro con Guillermo Summers fue uno de los sueños que más deseaba que se cumplieran. Desde pequeño, sus programas me llamaban la atención más que los del resto. Porque en ellos se jugaba con la televisión, con las imágenes. Una sucesión de instantáneas relacionadas con un tema, o que tuvieran un sentido unidas unas con otras. Y el mundo de la televisión visto desde dentro, hablar de la caja 'tonta' y dar importancia a los nuevos espacios o a las nuevas caras. Lo que para el resto no era destacable, en sus programas tomaba relevancia. Una época larga de su trayectoria fue para recuperar los momentos más llamativos del archivo de TVE, otra de mis fantasías confesables. Y con el tiempo, descubrí que era responsable de parte de los mejores infantiles que veía de pequeño, como 'Sabadabadá'. Por ello, cuando me dieron la oportunidad de realizar una sección sobre la historia de la tele, Guillermo Summers era uno de los nombres que siempre aparecía en mi mente para tenerlo a mi lado y poder hacer una entrevista donde exprimir todo su conocimiento personal y vivencias en la caja de las ilusiones. Pero el sueño no era nada fácil. Cuando trabajas en un medio que no se localiza en Madrid, Sevilla o Barcelona y que no puede ofrecer suculentas cantidades monetarias para traer a sus invitados, la tarea de cumplir deseos es harto difícil. Pero lo mío era insistencia.

 

Durante más de un año y medio di la tabarra a mis espectadores y jefes con el latiguillo de 'Guillermo Summers, ven a mi sección' y confieso que hubo ocasiones en las que me parecía que sí iba a ser posible, como cuando colaboró gráficamente en el libro 'Cocina para vagos' a finales de 2007. Imaginaba que era hablar con la editorial y listo. Pero no. Unos te dan largas, otros también. Y lo difícil es llegar a la persona, al eje central de la historia. Porque ahí es donde le pueden decir a uno "sí" o "no" directamente, pero obtienes respuesta. Miré en los directorios de Páginas Blancas y demás, pero no había rastro de Guillermo Summers 'in person'. Lo fui dejando y en ocasiones asumí que nunca sería posible pero el 2008 me dio un buen pálpito. Pensé que llegaría a hacer realidad todo cuanto deseara si lo hacía con fuerza e ilusión. Así, en Abril me correspondió cubrir la gala de los Premios de la Música y lo hice, en principio, un poco a regañadientes. Porque los músicos no son siempre todo lo simpáticos que uno deseara, aunque luego no se cumplió al cien por cien y encontré verdaderas joyas como Chambao o Fito. Pero encontré también otra cosa que no esperaba, a un compañero redactor de una cadena nacional, que conocía personalmente a Guillermo Summers. Él me pasó su teléfono...

Lo siguiente era llamarle. Y confieso un cierto temor a la negativa de algo que deseaba con todas mis fuerzas, sentar al presentador en mi espacio televisivo. Tras varios días le llamé y me pareció sorprendente escuchar al otro lado de la línea a Summers diciendo 'sí, dígame'. Lo primero fue hablarle de hacer un pequeño homenaje repasando su carrera. En principio lo que no quería era algo que sonara a nostalgia plañidera pero eso era fácil de resolver puesto que nunca me gusta hacer ese tipo de programas en plan "cualquier tiempo pasado fue mejor" sino recordar la tele clásica de manera entrañable pero divertida. Por lo que fue él mismo quien aceptó venir llamando para concertar el día. Fue el 18 de Abril, Viernes, el escogido porque le venía mejor a él ya que tiene una exposición pendiente "Cosas de la mar, la mar de cosas". Nos fuimos llamando durante esa semana y media para concertar detalles de horarios y alojamiento. Con una dignidad tremenda, no pidió ningún dinero por acudir a esta cita e incluso decidió venir con sus propio coche. Eso sí, todos los gastos quedaban cubiertos. ¡Qué menos!.

  

Entonces me puse manos a la obra para recuperar muchos de sus trabajos en televisión de mis archivos de imágenes. No era difícil encontrar material puesto que he grabado prácticamente todo cuanto ha hecho pero sí era costoso organizarlo por etapas y en orden cronológico. Me llevó una semana intensa de visionar vídeos y DVDs pero lo hacía con la ilusión de quien sabe que va a dar un magnífico resultado y cuyo protagonista se va a alegrar de verlo al no tener ese mismo material. Por eso, le pasé varios programas suyos a quien los ha tenido a mano durante años y años en la mismísima TVE pero cuya modestia hizo no interesarse en conseguir una copia.

Me había esperado a decidir bien los contenidos para preparar la entrevista. Y era una verdadera locura. Para quien piense que preparar algo así sólo necesita de tener conexión a Internet se equivoca ampliamente ya que de algunas personas y personajes existe mucho material pero de otras apenas son menciones o alusiones en breves páginas web. De Guillermo se puede encontrar mucho acerca de un infarto que sufrió hace un par de años o de los puntos de venta de sus libros pero poco más con exactitud e información relevante. Sin embargo tenía quien les escribe un arma interesante, las revistas y entrevistas en las que apareció Guillermo. Y ahí buceé para conseguir datos y referencias destacables. Llevaba tanto material preparado que hubiera podido hacer una serie basada en la vida de Guillermo Summers.

Reconozco un gran nerviosismo y preocupación la noche anterior al programa, hasta el punto de que apenas pude dormir. Es fácil hablar de todo cuando no tienes a alguien que te pueda rebatir a lo que le digas, al protagonista de su propia vida. La mañana del 18 de Abril estaban preparados casi todos los vídeos que iba a mostrarle al gran Guillermo pero había que acabar dos. Cuando llegué, Summers ya estaba en la salita de espera. Había madrugado mucho desde El Escorial para llegar a tiempo. Mi productor, José Antonio, me llevó a la sala y se levantó Guille para darme un gran abrazo. Lo había conseguido, Guillermo Summers estaba allí.

  

Le acompañó su mujer, Marita, un verdadero encanto y ejemplo de elegancia y simpatía. Ella lo vio todo desde la salita porque le daba "corte" estar en plató. Mientras Guillermo leía el periódico, yo terminaba de montar los vídeos junto a mi compañera Silvia. Y de repente entraba en la cabina de montaje Guille a mostrarme fotos de sus exposiciones y yo le decía "no, espera, que me ves los vídeos de tu vida, y son sorpresas". Se paseaba con gran simpatía por la cadena y ante la cara de sorpresa de mis compañeros, con la sensación de "este Miguel Herrero consigue todo lo que se propone". Incluso el director de la cadena estaba con ese orgullo de "tenemos a uno de los más grandes aquí para nosotros".

Tras el maquillaje, pasábamos al plató. Mi jefa, Cristina Camell, estaba encantada con la presencia de Summers y conectó genial con él y con su mujer. Estuvimos una hora de emisión con el sevillano. Con él repasamos su vida por etapas. Los vídeos estaban hechos para fragmentar su carrera profesional por partes: de guionista de infantiles, programas con Ignacio Salas, los nostálgicos con Susana Hernández, los anuncios de Citroen, los cameos en "Cine por un tubo" de su hermano Manolo Summers, cantando y bailando (por ejemplo en "Mira quién baila"), los momentos más hilarantes de Guillermo y otras situaciones curiosas como parodias de Cruz y Raya o haciendo gimnasia con Eva Nasarre.

 

Fue muy cercano y amable, estaba pendiente de todo lo que le decíamos con unos ojos brillantes entre emoción y desconcierto. No se imaginaba que alguien con 29 años le podría indicar desde el lugar exacto donde se casó, el Hospital de la Caridad de Sevilla a fechas en las que hizo sus programas. Estaba cómodo, lo mostraba constantemente. Durante las pausas a publicidad no callábamos e incluso nos hizo un dibujo con lo que le inspiraba la sección y nosotros mismos. Contaba anécdotas y nombres sin parar pues mantiene una memoria prodigiosa. Le gustaba la cadena, el plató y el ver a tanta gente joven trabajando. Había un silencio respetuoso y la emoción de quien tiene delante a una persona todoterreno, a la que no se le puede explicar ningún detalle televisivo porque lo ha vivido todo desde el Paseo de la Habana en 1959.

Se nos pasó volando el tiempo y llegó a decirme que era la mejor entrevista, el mejor repaso que se había hecho nunca de su obra. Llegaron después las fotos para inmortalizar el momento, para dar constancia de la tremenda personalidad engatusadora del artista. Después les acompaño en su Citroen, para dar ejemplo de sus spots, hasta el hotel donde le alojábamos, en el mismo centro de Valladolid. Les espero hasta que se acomoden para llevarles hasta el Restaurante Campogrande, de nuestro amigo Jesús Sanabria, donde tuvimos una comida más que agradable. Y no sólo porque todo lo que nos dieron para comer era verdaderamente excelente sino porque estábamos muy a gusto. Fuimos allí Guillermo y su mujer, la Camell, mi amigo y compañero de cadena Manu Rodríguez y yo. Y durante tres horas hablamos de lo divino y lo humano, de los personajes que le han rodeado durante años. Se sorprendía el bueno de Summers cuando le preguntaba por nombres de presentadores/as que se quedaron en el olvido como Rosa María Otero de "Sabadabadá" o Alejandro Milán, el que hacía los muñecos de todos aquellos espacios infantiles, o el malogrado realizador Miguel de la Hoz. De los directores de RTVE, la censura, de la búsqueda en los archivos de la tele y cómo estaba todo de desastroso y desordenado, de sus tiempos de meritorio, de programas donde ha ido de promoción de sus libros y le han metido en encerronas, de sus proyectos que no salieron a la luz como el "Penediario 1ª edición" (primer programa de sexo que no vio la luz en los 70)... Durante la comida, los de las mesas de al lado, celebrando una virginal despedida de novia, nos miraban con curiosidad hasta que se animaron a hacerse unas fotos con nosotros, que no se tiene a Guillermo Summers en Valladolid todos los días. Y es que tal vez el nombre no sonaba a todos pero su cara sí, era la de una persona familiar, uno de los que ha dado el callo en la tele durante décadas.

  

A continuación, me encargué de hacer de "cicerone", como él mismo decía, llevándoles de guía por una ciudad amenazante de lluvia pero que no acababa de agriarnos del todo. Fuimos por el Paseo Zorrilla hasta la Plaza Mayor, desde la Plaza de la Rinconada hasta el Museo Patio Herreriano (yendo con Miguel Herrero es lo menos que se puede hacer...), de San Miguel hasta la Plaza de San Pablo en obras, del Museo de Escultura a la Casa Zorrilla y, por supuesto, a la bella Catedral. Con su boina y bufanda, en plan campechano y con su aire francés, iba cogido de su mujer en los abundantes momentos entrañables donde se podía contemplar a una pareja de enamorados que se conoce desde pequeños. De allí, pasamos a la espectacular Pastelería Cubero donde mis invitados se quedaron perplejos ante las reproducciones exactas en caramelo de todos los monumentos que acabábamos de ver en directo. Junto a mi amiguete Santi, terminamos la tarde ante las miradas incesantes de los clientes del bar/pastelería/museo. La propietaria le pidió un autógrafo y le sonreía con una cara de satisfacción que pocas veces había visto yo. Allí nos contaba Guillermo el susto que le dio un cáncer ya hace 7 años y lo bien que salió adelante de aquello, y que se encontraba genial con apenas unas medicinas que tenía que tomar tras los infartos sufridos hace dos años. Mientras Summers se sentaba en la mesa, su mujer me decía "por lo bajini": ´no te imaginas lo contento que está´ . Para mí era muy importante, porque me consideraba responsable de todas las sensaciones y vivencias que se llevaran de este viaje. En la despedida, me quiso hacer otro dibujo con dedicatoria "Para Miguel Herrero, el que más sabe de la tele, y además un tipo cojonudo. Me encantó conocerte, un abrazo, Guillermo Summers".

     

Ya sólo quedaba acompañarles hasta el hotel y que descansaran de todo un día maratoniano en Valladolid, en Canal 4 Castilla y León. Dijo que a partir de ahora, yo era su "herrero del antifaz". Con su buen humor, su talento, con la genialidad de su vida y obra, con la promesa de regresar, con la satisfacción del trabajo bien hecho y con el agradecimiento mutuo. Guillermo Summers, eres genio y figura, gracias por ser así. Sueño cumplido.

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