"Ahí
te quiero ver” fue un exitoso experimento de TVE para hacer que el típico
show americano de una gran actriz, tipo Carol Burnett, funcionase a nivel
patrio. La escogida fue la catalana Rosa María Sardá, que había hecho breves
incursiones en la televisión nacional pero que en Cataluña ya era una estrella
con programa propio. El 4 de Octubre de 1984, una potente voz anunciaba a bombo
y platillo la aparición de la presentadora más excitante de la televisión
mundial. Y desde aquel Jueves noche, cada semana, nuestra presentadora intentaba
bajar la escalinata como podía. Llegó a hacer la misma introducción de mil
maneras, vestida con trajes regionales, soportando el viento, en plan rápido,
lento…y mientras, esperando abajo, el actor Enric Pous, que viviría la mejor
etapa de su carrera con el personaje estrella del espacio, Honorato.
Pous
interpretaba al marido paciente de la señorona aristocrática con la que se casó.
O lo que es lo mismo, el sketch principal del magazine de la Sardá. A lo largo
de sus dos extensas temporadas de emisión,
Honorato apenas hablaba unas palabras ya que todo se lo decía su engreída
esposa, que no le dejaba hacer nada, ni le consentía ver a su adorada Bombi,
personaje de Fedra Lorente en el “Un, dos, tres”. Ni le dejaba comer porque
le subía el azúcar, ni viajar por la tensión, ni salir por si le mordía un
perro. Este divertidísimo dúo demostraba la paciencia de los matrimonios por
aguantarse tras varios años de casamiento. Rosa María torcía el gesto,
arrugaba el rostro cada vez que nombraba a su “Honorato” como llamada de
atención al comentario ácido que le iba hacer, poco benévolo para él.
Mientras, el paciente esposo miraba al televisor, intentaba replicarla con poco
éxito y seguía con su temblor de manos. La idea parecía venir de una
secuencia de una película donde Irene Gutiérrez Caba hacía un personaje muy
parecido.
En
“Ahí te quiero ver” eran muy importantes los sketches. Su guionista
principal era el hermano de la estrella, el luego popular Javier Sardá. Ideas
muy divertidas y originales de acuerdo con el tema desarrollado para cada
semana. Podía tratar de los supermercados, el futuro, el miedo, las
asociaciones, las selvas, la clínica,
el periodismo o los cruceros. Una fórmula inventada por el concurso de Ibáñez
Serrador, la de dedicar cada emisión a un tema monográfico. Por eso, el gag
podía ser una clase para enseñar cómo comportarse como un verdadero turista
japonés o el de la indecisión de unos ancianos por comprarse una lata de
sardinas o no. Y aunque esa era la base del humor en el programa, supieron hacer
de los sesenta minutos del show una correcta mezcla de contenidos donde cabía
la música, la entrevista y la interacción con el público.
Respecto
a la música, por el plató del programa pasaron las mejores estrellas del
momento e interpretando, aunque en “play-back”,
los éxitos de la época. Ejemplos serían los de Mecano, “Olé Olé”
con su “Voy a mil”, Radio Futura, La Unión, Alaska, Nacha Pop, Spandau
Ballet, Hombres G, Objetivo Birmania, Luz Casal o Miguel Bosé con su triunfal
“Amante Bandido” pero también otros de un público más veterano como
Massiel, Moncho, Luis Cobos o Martirio.
Y en el apartado internacional más interesante, visitaron “Ahí te quiero
ver” figuras como Ray Parker Jr con su tema “Ghostbusters” de la película
“Cazafantasmas”, Limalh con “La historia interminable” o la mítica
Dianne Warwick.
Y
en cuanto a las entrevistas, Rosa María Sardá supo realizar unas interesantes
cuestiones a sus invitados, amparada en un guión bien elaborado y muy original.
En su primera etapa, además, se realizaban en medio del escenario preparado
“ad hoc” para la situación, relacionado con el tema de la semana. Una
parada de tren, la goleta de Colón, una biblioteca o la redacción de
informativos. Sus invitados podían ser personajes muy populares así como
personas de la calle y representativas de un oficio concreto. Entre los más
conocidos se podrían destacar nombres como los de Xavier Cugat, Pedro Almodóvar
con Carmen Maura, Montserrat Caballé, José Luis López Vázquez, Albert
Boadella, Tip y Coll, Eugenio, Miquel Roca, Adolfo Marsillach, Rocío Jurado,
Terenci Moix, El Lute, Norma Duval, el doctor Jiménez del Oso, Pascual Maragall
o el polémico director de TVE de la época, José María Calviño. Por cierto,
algo poco usual, que el máximo dirigente del Ente Público, y con tal interés
informativo por sus cuestionadas decisiones, se sometiera a un interrogatorio público
en su momento más difícil. Y
entre los menos populares, acudieron a la cita del espacio desde un club de fans
de Camilo Sesto a un desactivador de bombas, pasando por unos expertos en
graffittis, un detective privado o el Embajador de la India.
En
su primera etapa, que acabó a principios del verano de 1985, tuvo cierto
protagonismo un personaje animado llamado Alvarito, que era la contra-réplica
de la Sardá. Con una divertida voz interpretada por el actor Joaquín Cardona,
el pequeño Álvaro resultaba contestatario con la labor de nuestra querida
presentadora y la llegaba a sacar de quicio con tanta crítica. La catalana
también hizo popular el personaje de una viejecita algo despistada o la
“fumada” con aires de pasada de rosca y recién salida de probar un porro en
el “Rockola”. Se metía con el público asistente al plató, que se moría
de risa por sus ataques personales a los pacientes espectadores. Y eso que ellos
no sabían que tras el encuadre de cámara mientras aplaudían, aparecían unos
letreros indicando que ese espectador/a salía de un psiquiátrico o que le
acababan de multar por aparcar indebidamente.
El
éxito del programa hizo que la vuelta estuviera garantizada y el 23 de
Diciembre de 1986 regresó con nuevos bríos, un plató más grande y mayor
presupuesto. Esta vez, cada emisión tenía un invitado protagonista de la
misma. Entre los primeros, pasaron Fernando Morán, Antonio Gala, Vittorio
Gassman, Alberto Ruiz Gallardón, Ángela Molina, Camilo José Cela, Rafaela
Aparicio, Lina Morgan, el escritor Manuel Vicent o el carismático Pedro Ruiz.
Con éste último, la Sardá protagonizó una caída de silla, preparada, donde
acababa en el suelo ante la mirada atónita del showman, sin tiempo para
ayudarla a evitar el golpe. Además, a las habituales colaboraciones en sketches
de las actrices Amparo Moreno y Loles León, se añadió la participación de
Joaquín Krémel. Hubo una especie de serial donde se trataba de descubrir al
posible asesino de la Sardá, semana a semana, hasta sorprendernos con una
gemela de la actriz, que fue la causante del fatal desenlace. El final del show
se produjo el 27 de Mayo de 1987 tras otras 26 entregas y en su nueva ubicación
semanal, esta vez, en la noche de los Martes.
El
programa se hacía desde el Centro de Producción de TVE en Esplugas de
Llobregat y estaba realizado por Miquel Fortuny.
Consiguió el favor del público de una manera rápida y precisa, como lo
demuestra el hecho de que Rosa María lograra el premio TP a la mejor
presentadora, arrebatándoselo a la habitual destinataria del galardón, Mayra Gómez
Kemp. Por cierto, que en un programa de “Ahí te quiero ver”, Mayra era
entrevistada por la catalana como muestra del buen rollo entre las
presentadoras. Pero lo cierto es que la Sardá fue escogida como la mejor de
1984 con 235.601 votos, superando a otras triunfadoras del momento como Rosa María
Mateo, Eva Nasarre, Paloma Chamorro o Pastora Vega.
Aunque
el espacio se despidió en un momento de gran éxito, la Sardá no volvería a
TVE más que ocasionalmente. Para protagonizar la serie “Villa Rosaura” con
Ferrán Rañé, en 1994, que no obtuvo gran repercusión, o “Abuela de
verano” ya en el nuevo siglo, que sí consiguió una cierta repercusión y un
buen dato de audiencia el día de su estreno. Su dedicación al teatro hizo que
brillara en el Estudio 1 “Las amargas lágrimas de Petra Von Kant”. Además,
presentó varias ediciones de los Premios Goya, siendo una de sus maestras de
ceremonias más valoradas. En las cadenas autonómicas, la Sardá se hizo cargo
de “Olé tus vídeos” a principios de los 90 cuando se pusieron de moda los
vídeos de cámaras caseras. Un año después lo dejó en manos de su propio
hermano, Javier Sardá. Y mientras colabora de vez en cuando con la tele
catalana, nos regala momentos como los que protagonizó en los anuncios de la
“gula del Norte”. Un lujo de actriz, de show-woman que hizo de su brazo en
la cintura y el otro, a modo de presentador de espectáculo de varietés,
mientras se contonea al son de la constante y atrayente sintonía de “Ahí te
quiero ver”, uno de los momentos más recordados de mi infancia y más
característicos para quienes me conocieron de peque. Querida Sardá, en el ruedo del talento televisivo
te quiero ver, de nuevo… ahí.
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