“El
centro del universo es un lugar maravilloso excavado en la roca llamada Fraggle
Rock”. Así rezaba el comienzo de cada capítulo de esa brillante creación de
Jim Henson,llamada “Los Fraguel”. TVE emitió su primer capítulo el 7 de
Octubre de 1984 aunque la serie ya era un éxito en los Estados Unidos desde que
la HBO la estrenara en el 83.
Estos
simpáticos personajes presentaban un aspecto de animalillo travieso con cola y
vivían en unas cavernas debajo del taller de Doc, un anciano que compartía
habitáculo con su perro Sprocket. Nadie hubiese imaginado que a pocos centímetros
de su hogar se encontraba toda una civilización de pequeños seres de colores.
La conexión entre un mundo y otro era el agujero de la pared por donde el can
contemplaba con estupor cómo salía un bicho naranja a recoger las postales que
su dueño tiraba a la papelera. Ese personaje naranja era el líder del grupo de
amigos que conocimos y cuyo nombre era Gobo. De color naranja, era vital y su
ilusión radicaba en descubrir
nuevos mundos, para tomar ejemplo de su tío Matt, el viajero. En el primer capítulo
veíamos cómo éste último emigraba al exterior para descubrir lo que se cocía
por el resto del mundo. De hecho, en cada capítulo, su sobrino Gobo nos leía
la postal que su tío enviaba al taller de Doc y que, al no ser reconocido por
éste, era tirada al cubo de la basura. En ellas, Matt mostraba con total
asombro cómo los humanos se comportaban de una manera extraña y veíamos los
malentendidos a los que daba lugar debido a su desconocimiento de inventos como
el supermercado, el zoo, los ascensores o los parques de atracciones. Las
situaciones resultaban siempre muy divertidas como cuando no daba crédito a que
se le inflara la lengua a alguien que se había metido un pedazo de goma rosa en
la boca, que se trataba de un simple chicle. A este incansable viajero le ponía
la voz el extraordinario actor de doblaje Carlos Revilla, que alcanzaría la
gloria de su carrera con la personalidad de Homer Simpson. Y es que el doblaje
de la serie en castellano es una muestra del mejor talento de la profesión.
Gobo
estaba interpretado por Angel Egido, que compartía en esa época el éxito de
ese personaje con el de Maese Sonoro, uno de los míticos Electroduendes de
“La bola de cristal”. Años más tarde, sería el papá de Homer o el señor
Smithers en “Los Simpsons”. El mejor amigo de Gobo era Dudo, leal hasta el
infinito y con una personalidad tímida e infantil, con arranques de valentía
en determinados momentos y con un gran corazón. Era amarillo y vestía una
divertida camiseta playera. Su voz era responsabilidad de José Luis Gil, otra
excelente figura del doblaje en España pero cuyo gran éxito se debe a su
personaje del señor Cuesta, y marido de Lolés León, en “Aquí no hay quien
viva”. A la vez que daba vida y sentimiento a Dudo, le imprimía carácter a
Leroy, el bailarín de color de “Fama”. Y si había dos amigos fuertes, las
féminas Fraguel también hicieron piña: Rosy y Mussy. La primera era roja con
coletas, con un carácter histriónico, con el ego por las nubes y siempre irónica,
especialmente cuando intentaba superar a Gobo en chulería. Su voz pertenecía a
Lucía Esteban y le dio un toque a lo Bette Midler, la histórica cantante y
actriz americana. Todo lo contrario a su mejor colega, Mussy, una especie de
artista bohemia que prestaba atención a la poesía, la naturaleza y a la
espiritualidad. De color morado, su voz era la de Laura Palacios. El grupo se
completaba con Bombo, que iba bastante a su bola y cuyo mayor placer en la vida
estaba en lavar la ropa, sobre todo, calcetines. De color verde, con una gorrita
que le tapaba los ojos y una simpática bufanda, es indeciso y siempre se
lamenta de las cosas que le rodean. Se podría decir que es una mezcla entre un
hipocondríaco, un pesimista y Woody Allen. Su voz era la de Rafael Alonso
Naranjo y fue el único de los Fraguel que la conservó en los 96 capítulos y
en la posterior serie de dibujos animados de una temporada de duración.
Junto
a la vida diaria de los Fraguel, habitaban los Curris. Ellos eran unos
personajes aún más diminutos, de color verde, con unas pequeñas antenas y que
dedicaban todo su tiempo a levantar construcciones. En muchos capítulos, el
argumento se centró en la vida de esta otra civilización que convivía pacíficamente
con los personajes principales de la serie. De hecho,los Fraguel se alimentaban
de esas construcciones y por eso, los Curris se preocupaban de los sabores que más
les gustaban a sus destinatarios, a modo de buen gourmet mezclado con un toque
de arquitecto. Fue habitual la aparición de Berbiquina Curri, que llegó a
desear ser un Fraguel más hasta que la hicieron razonar y admitir que su tamaño impedía hacer las mismas cosas que
sus vecinos.
Pero
un tercer foco de atención estaba en el jardín de los Goris. Ellos eran tres
gigantescos “monstruos”, diez veces más altos que los Fraguel, y que
formaban una unidad familiar. Era el Papá Gori, la Mamá Gori y Junior.
Representaban una especie de monarquía que dirigía el Universo, pero que no
abarcaba nada más que humildes aventuras y preocupaciones como las de atrapar a
esos bichos que salían de las rocas. De hecho, fueron muchas veces las que
tuvieron que correr nuestros
protagonistas debido a las trampas que les ponían los Goris. El problema venía
porque los pequeños invasores les robaban los rábanos para comer y es que no sólo
de construcciones vive un Fraguel. Lo más gracioso era ver a la Mamá Gori,
horrorizada por la aparición de estos seres ya que era como una plaga de topos
o ratas para los humanos y pensaban que les iban a transmitir cualquier
enfermedad. La voz de ésta, pertenecía a la grandísima actriz María Romero,
que tanta vida dio a la señora Ropper, entre muchas otras grandes
interpretaciones. Lo cierto es que los Goris, a veces, sí que se entendieron
con los Fraguel ya que conseguían favores mutuos en determinadas ocasiones.
Cuando
nuestros simpáticos personajes se encontraban pesarosos por un problema, acudían
a Justina, la Montaña de Basura, que les aconsejaba de una manera algo ambigua
pero a la que respetaban como a un dios. Una vez que ella transmitía su
mensaje, dos ratas a modo de escolta, Filo y Mena,
remataban con un “la Montaña de Basura ha hablado” y se desfiguraba
para convertirse de nuevo en un montón de desperdicios bien camuflados. Y es
que estos pequeños personajes se metían en mil y un problemas. Discusiones
entre amigos, dudas acerca de su futuro, decisiones no compartidas, juegos y
celebraciones…y entre todas esas andanzas, siempre sacaban tiempo para
cantarse unas cuantas canciones. Algunas, tan pegadizas, que pronto se sacó un
disco con los mejores temas de la serie. También en España apareció uno con
temas tan divertidos como “El convincente John”, “Nos gusta construir” o
“Coge la cola por el tigre” aunque la estrella fue, sin duda alguna, la que
sonaba como melodía de cabecera de la serie, “Ven a Fraggle Rock”. Su tono
es hoy en día un éxito para los móviles y uno de los más recordados de la
televisión de los 80. La vitalidad que destila no ha variado con el paso de los
años. Y es que desde la letra ya se puede averiguar lo que podíamos contemplar
segundos después, “vamos a jugar, tus problemas, déjalos. Para disfrutar,
ven a Fraguel Rock”. Desde luego, disfrutar era lo que hicimos los
espectadores desde que nos encandilaron las aventuras de esta serie.
Una
de las características de las producciones de Jim Henson es la transmisión de
valores humanos. Aquí, eran muñecos los que tenían que mostrar con sus
vivencias aquellos aspectos que los niños y niñas eran capaces de reconocer
porque pertenecían a su día a día. Pese a lo que pasara a través de la
aventura de cada capítulo, siempre acababa bien y se resolvía con acierto el
problema. Lo importante era que al final, pese a las disputas, los colegas
valoraran la amistad o que se dieran cuenta de que la avaricia, la envidia o el
mal humor no eran beneficiosos y sí el compartir las cosas, la ayuda
o el cariño como forma de comportarse en la vida.
Una
curiosidad es que la parte en la que aparecía Doc con Sprocket tuvo varias
versiones. Y si el perro era siempre el mismo (aunque con otros nombres, en
francés era Croquette), el actor era otro para Reino Unido, ambientado en un
faro. Lo mismo en Francia, aunque la ubicación era una panadería. Y en
Alemania también tuvieron otra versión, al estilo de lo que la productora hacía
con “Barrio Sésamo”, en la que los Teleñecos eran los mismos para todo el
mundo y cambiaban las partes de personajes reales mezclados con Caponata,
Espinete o Bluki, en nuestra edición española. Y hablando de Teleñecos,
tuvieron su encuentro con los Fraguel en un capítulo especial navideño en el
que la rana Gustavo y su sobrino les contaban lo que era la Navidad y les
animaba a pasarla con Peggy,Gonzo o Fozzy. Por cierto, que vimos su forma de
celebrar esas fechas en el primer capítulo de la tercera temporada, titulado
“Las campanas de Fraggle Rock”. Nunca aparecieron más humanos en el entorno
del viejo habitante aunque siempre aludían a su vecino, Ned Simelfini. Y pese a
que Sprocket ladraba y perseguía a Gobo sin piedad, llegó a pasar un capítulo
entre ellos (“La gran aventura de Sprocket”) y le hizo creer a su dueño en
esos seres a los que conoció en el último capítulo, “Cambio de dirección”,
donde el anciano y su perro hacían la mudanza a su nuevo hogar y en el que Gobo
hablaba al fin con Doc.
Estos
hermanos de los Muppets se hicieron con el cariño del público español, que
los degustó en diferentes horarios y cadenas, siendo TVE1 y la 2 las que la
encumbraron. Antena3 compró los derechos en 1994 y la emitió por las mañanas
dentro de “Tras tres tris”. Incomprensiblemente no se repuso durante una década
hasta que Localia regaló a sus espectadores la emisión completa de las cinco
temporadas. Telemadrid emitió la versión animada de “Los Fraguel”. En el
2005, Círculo Digital sacó a la venta la primera temporada en DVD y debido al
éxito de ventas, hizo lo propio con la segunda. Periódicos como “El Día de
Valladolid” sacaron una edición de video-cromos muy simpática con pequeños
discos con fotos de sus personajes ilustrándolos. En Estados Unidos apareció
la colección completa en DVD (con un documental extenso mostrando cómo se hacía
la serie y titulado “Down At…Fraggle Rock” y que detalla el complejo
mecanismo de producción y manejo de los muñecos, con técnicas muy avanzadas
para la época) así como un libro sobre la serie y muñecos para conmemorar el
25 aniversario de la misma. Sus fans los conservamos como un magnífico regalo.
De
la serie se realizó un relativo desembarco de merchandaising en su época, con
el disco en castellano, un álbum de cromos oficial, un juego y rompecabezas,
barajas de cartas o los cómics patrocinados por TVE que la editorial Star
Comics publicó a mediados de los 80. Aunque en USA es innumerable la cantidad
de artículos que han llegado a aparecer como postales, peluches, colonias, etc
e incluso portadas de prestigiosas revistas del medio como “TV Times”
o ”TV Guide”. Pero sólo es un avance de la que se puede avecinar cuando se
estrene en 2011 la película que recuperará a los personajes de la versión
original viajando al exterior para comprobar si lo que el tío Matt contaba era
cierto. También se prepara el retorno de unos remodelados Curris como serie
para los más pequeños de la casa. Es inolvidable el cariño que destilaba la
serie y el buen hacer del equipo de Jim Henson para hacer un producto de tanta
calidad y ternura como este. Por eso, lo que puedo asegurar es que el centro del
universo de los Fraggle está situado en un lugar maravilloso llamado nostalgia.
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